El 13 de octubre del 2010, después de 69 días encerrados a 700 metros de profundidad en la mina chilena San José, lograron ser rescatados 33 mineros, que quedaron sepultados allí por un derrumbe.
Cabe destacar al joven chileno Raúl Bustos Ibáñez, padre de dos niños, que en febrero del 2010 perdió su trabajo en Talcahuano, donde laboraba en un astillero y como comerciante.
Posteriormente el terremoto y maremoto de febrero del 2010 destruyeron su vivienda y enseres.
No perdió el ánimo y coraje y se fue a laborar a la mina San José para “cambiar su vida”, y terminó sepultado allí cerca de 70 días cuando trabajaba en un turno que no le correspondía.
Cuando salió a la superficie, emocionado dio gracias a Dios y exclamó: “¡He vuelto a la vida!”
Nadie puede decir que ha fracasado mientras no exhale el último suspiro. Por eso es bueno repetir con san Pablo: “A todo puedo hacerle frente, pues Cristo es quien me sostiene” (Cf. Fil 4,13).
Y la sabiduría popular nos dice que: “Fracasar no es morir…es volver a empezar”.
Buena lección para nuestras vidas, ¿verdad?...
http://reflexioneslasallistas.blogspot.com
viernes, 15 de octubre de 2010
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