127.- EL DESIERTO

¿Quién no ha oído hablar, o ha estado en un desierto alguna vez?... Es un lugar desolado, donde no existe vegetación, hay mucha arena o roca, las temperaturas son extremas: excesivo calor o un frío terrible. De vez en cuando uno se encuentra con alimañas: serpientes, escorpiones o fieras salvajes…pero allí sobre todo, prima el silencio, que es estremecedor.
Y es allí precisamente donde Dios conduce a sus siervos para encargarles una misión determinada: “lo llevaré al desierto y le hablaré al corazón” (Cf. Os 2,14).
Nuestro mundo actual está plagado de ruidos e interferencias: el tránsito, las fábricas, la radio, TV, los ipods, las propagandas, etc. que nos bombardean constantemente y nos dispersan. Requerimos tiempos de silencio, de desierto, de soledad, para poder entrar dentro de nosotros mismos, en nuestra intimidad y encontrarnos con nosotros mismos y con Dios.
Ya nuestro señor Jesucristo estuvo 40 días en el desierto, antes de iniciar su vida pública. Allí tuvo varias tentaciones, pero allí también se dejó conducir por su Padre Dios para la misión que se le encomendó.
Ya hemos iniciado el período de CUARESMA, que es un tiempo de preparación para la Pascua de resurrección. Es tiempo de conversión, de desierto, de revisar y rectificar algunos aspectos que no andan bien en nuestras vidas.

Cf. http://reflexioneslasallistas.blogspot.com

126.- “RAYAR LA CANCHA”

Es típica esta frase en Bolivia y significa: establecer las condiciones, las reglas de juego, los parámetros determinados para realizar una acción, una empresa, un cometido, un deporte, para laborar o pertenecer a una Institución, club, empresa, etc.
¿Qué sucedería si no se dan las reglas de juego en una institución, empresa, fábrica, club, asociación, etc. ?... Seguramente que se produciría un caos, porque al no haber reglas claras, cada quien desearía hacer lo que le viene en gana.
En nuestras Instituciones Lasallistas de todo el mundo se pide el respeto a los demás, sea en su procedencia, historias personales, religión o preferencias políticas; respeto a los inmuebles y artefactos; se exige mucho la puntualidad que no es la característica típica en nuestro medio latinoamericano; se solicita responsabilidad en sus actos, tanto dentro como fuera de la Institución. Asimismo, se apuntala el “espíritu de cuerpo”, es decir la corresponsabilidad, el darse la mano unos a otros, a estar siempre disponibles cuando se requiera de una ayuda o un servicio.
Ya el mismo Cristo lo decía que “un reino donde hay luchas internas va a la ruina y sus casas caen una sobre otra” (Cf. Lc 11,17), pero a la vez nos invita a formar un solo cuerpo, a ser solidarios: “¿Un miembro sufre? Todos los demás sufren con él. ¿Un miembro es enaltecido? Todos los demás participan de su alegría” (Cf. 1 Cor 12,26).
¡ Buen inicio del Año Académico 2012 !