Debido a los cambios acelerados en
nuestras sociedades, a la globalización mundial, a la creciente brecha entre ricos
y pobres, a la descomposición familiar, etc. parece que se da una crisis de
valores lacerante. Hoy día da la impresión de vivir con la “ley de la selva”,
del “todo está permitido”, del “todo vale con tal que se cumplan objetivos
personales”, de “el fin justifica los medios”…
Nos olvidamos a menudo que los valores son
pautas, parámetros, indicadores que las sociedades establecen para lograr una
buena convivencia entre los seres humanos.
Hay diversidad de valores: V.gr.: valores
éticos (honradez, bondad, puntualidad, respeto, autodisciplina, lealtad,
veracidad…); culturales (el afán de aprender, enseñar, investigar…); religiosos
(la búsqueda del Absoluto, la santidad, la autodonación, el sacrificio…); estéticos (buscar la belleza de las personas y
cosas y fomentarla); afectivos (el amor, la solidaridad, la empatía…); económicos
(buscar el bien de los demás, contribuir
con nuestros impuestos al estado…) , etc.
Dichos valores hay que cuidarlos día a día
y educarnos y educar a las personas a
cumplirlos, para mejorar continuamente y mejorar la convivencia diaria. Caso
contrario se impone la “anomia”, es decir cuando las reglas sociales se han
degradado o se han eliminado, y ya no son respetadas por los integrantes de una
comunidad.
Cf. http://reflexioneslasallistas.blogspot.com
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