Contra la locura, está la sabiduría. Y, en este caso, la sabiduría consiste en una pregunta: ¿puedo yo cambiar esto que no me gusta?... Si se puede cambiar, pongamos todo el esfuerzo para cambiarlo.
¿Qué se consigue con lamentarse?...Pero si descubrimos que gran parte de las cosas que disgustan al ser humano, lo entristecen o avergüenzan no tiene ninguna solución en absoluto, o la solución no está en sus manos, ¿qué se consigue resistiéndose?... Sólo quemarnos, destruirnos.
A estas alturas, nadie puede hacer nada para que lo que ya sucedió no hubiera sucedido.
Cuando nos encontramos así, con fronteras absolutas, se debe abandonar toda resistencia, asumir las cosas tal como son, inclinando la cabeza y diciendo: “En Tus manos me pongo”. Y la paz comenzará a inundar el alma.
En esto consiste la sabiduría.
viernes, 23 de abril de 2010
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