Ya entramos en esta semana muy importante para los cristianos: LA SEMANA SANTA, donde se conmemora la pasión, muerte y resurrección del Señor Jesús.
Esta semana también se da en todo ser humano, con su “Domingo de Ramos”, cuando van bien las cosas, cuando nos sentimos halagados y aceptados por muchas personas. Luego viene el “Jueves Santo”, en que compartimos nuestra intimidad y nuestro ser mismo con amigos, discípulos y gente muy cercana.
Pero no faltan los “Viernes Santos”, donde experimentamos el fracaso, las crisis, la desesperación, la enfermedad, la decepción, la depresión… Donde los que creíamos que eran nuestros mejores amigos y compañeros nos abandonan al vernos caídos y en un callejón sin salida.
Asimismo, hemos experimentado, o experimentaremos algún día la muerte de algún familiar, de algún ser querido, que nos plantea una serie de preguntas y cuestionamientos, donde tocamos el absurdo y el preámbulo de nuestras propias muertes que acaecerán algún día también.
Para los que no creen ni en Dios ni en el diablo, debe ser muy triste y difícil el final de sus días, sin saber donde ir después de la muerte, en caer en el “no ser”, en la nada.
Pero los cristianos sabemos que después de la muerte vendrá la RESURRECCIÓN, porque un día domingo Cristo mismo se levantó de entre los muertos para nunca más morir, y para darnos la esperanza que también nosotros viviremos para siempre con Él.
domingo, 25 de abril de 2010
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