Hay noticias muy frecuentes en torno a las cárceles del país: desde el hacinamiento que registran los penales, hasta la corrupción que impera al interior de las penitenciarías.
Para muchos ciudadanos la reclusión carcelaria es una “venganza legal” para los reos que han cometido una serie de delitos: robos, asesinatos, violaciones, estafas, tráfico de drogas, etc.
Hay que tener en cuenta asimismo que no todos los que están recluidos en las cárceles han cometido este tipo de irregularidades y crímenes. Algunos reos están injustamente encarcelados esperando por meses -o años- que se dé una salida a su problema.
El Papa Juan Pablo II nos dejó un ejemplo maravilloso cuando perdonó de corazón al sicario turco que intentó matarlo el 13 de mayo de 1981: Mehmet Alí Ağca, quien salió de su reclusión el año 2000, a pesar que estaba condenado a cadena perpetua.
Nuestro Señor, se identifica con cada uno de los presos, hayan hecho lo que hayan hecho, y nos dirá en el Juicio Final: “Vengan benditos de mi Padre…porque estuve preso y me vinieron a ver”, y algunos le responderán : “¿Cuándo, Señor?”… y Él dirá: “cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo” (Cf. Mt 25,36.38.40).
Este Papa proponía también que la cárcel no debe ser un lugar de deseducación, de ocio y tal vez de vicio, sino de redención y de reinserción en la sociedad.
¿Qué compromiso concreto podemos asumir personal y colectivamente en este año que ya culmina, para apoyar a alguna cárcel de nuestro medio?...
martes, 27 de abril de 2010
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