Un vendedor de cerveza y tragos, postrado en su cama y carcomido de remordimientos por haber dedicado su vida a propagar bebidas alcohólicas, llamó a su hijo y le dictó el siguiente “testamento”, poco antes de morir:
1º He cumplido el mandato de “ganar el pan con el sudor de la frente”, pero no lo he ganado con el sudor de mi frente sino con el sudor de la frente de los demás.
2º La calle donde está mi cantina debería llamarse “LA CALLE DE LA RUINA” o “LA VÍA DE LA PERDICIÓN”, porque por ella se va muy fácilmente a la cárcel, al asilo, al hospital y al cementerio.
3º Con la venta de mis bebidas embriagantes, yo he contribuido poderosamente al aumento de accidentes, peleas, enfermedades y asesinatos.
4º Las bebidas que he vendido han servido para acortar la vida de muchos, arruinar la economía de centenares de hogares, y alejar la paz de miles de familias y de muchos hogares.
5º Mis licores han obrado estos cambios: Han convertido en monstruos de mal genio y groserías a hombres que eran buenas personas, y han vuelto desvergonzadas a mujeres que tenían sanas costumbres.
“ LOS BORRACHOS NO HEREDARÁN EL REINO DE DIOS ” (Cf. 1 Cor 6,10)
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muy buena enseñanza
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