“TODO EL MUNDO BUSCA LA MANERA DE MATAR EL TIEMPO, PERO NADIE QUIERE MORIR”. Este proverbio francés formula un pensamiento un tanto paradójico. “Matamos el tiempo” cuando no tenemos mucho que hacer, pero al “matar el tiempo” tenemos miedo de encontrarnos con la muerte.
Unos “matan el tiempo” ante el televisor haciendo “zapping”, es decir, saltando de un programa a otro. Otros “matan el tiempo” con actividades vacías; y otros “matan el tiempo” hablando tonterías, criticando y metiéndose en las vidas ajenas, sólo para dejar que pase el tiempo, porque no tienen nada que hacer.
Nos gustaría no percibir el tiempo, no darnos cuenta de que pasa, porque al percibir el paso del tiempo nos damos cuenta de nuestras limitaciones: el envejecimiento y la pérdida de facultades y el acercamiento al día de nuestra muerte.
La muerte es nuestra única frontera, y preferimos “matar el tiempo” antes que mirar a los ojos a la muerte. Sin embargo, sólo situándonos frente a la muerte y mirándola cara a cara se puede percibir bien el tiempo, vivirlo.
La muerte nos muestra de qué se trata en realidad. Y la realidad es que NO podemos llevarnos nada con nosotros: ni nuestros éxitos, ni nuestras posesiones, ni siquiera a las personas a las que amamos. Lo único posible, entonces, es alargar nuestras manos vacías y dejarse caer en los brazos del AMOR.
Convivir con la muerte significa también vivir con plena conciencia del presente, cayendo bien en la cuenta de lo que al fin y al cabo es la vida: UN REGALO.
Sólo el que no pierde distancia ni perspectiva de la muerte puede vivir su vida “a tiempo pleno”.
El tiempo morirá cuando haya sido eliminada la muerte.
sábado, 24 de abril de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario