Un cuento judío narra acerca de un maestro muy bueno, que una noche, después de mucho trabajo en el día, decidió salir a dar un paseo en la calle.
Mientras caminaba lentamente por una vía desierta, encontró un policía que vigilaba una rica propiedad y caminaba a grandes pasos adelante y atrás de esa casa.
-“¿Para quién caminas tú?” - le preguntó el maestro con curiosidad.
El guardia dijo el nombre del dueño de toda esa propiedad, pero a su vez preguntó al maestro:
-“Y tú, ¿para quién caminas?”…
Esa pregunta se clavó en el corazón del maestro, quien también se preguntaba a sí mismo: ¿Y para quién he caminado yo hoy día?...¿Para quién han sido los pasos y preocupaciones de esta jornada?...¿Para quién vivo yo?...¿Cuál es mi meta en la vida?...
De igual manera, conviene que cada persona se haga estas preguntas y no ande por la vida “a tontas y locas” sin un rumbo fijo, sin un derrotero, sin una finalidad concreta.
“Quien tiene un ‘por qué’ para vivir puede soportar casi cualquier ‘cómo’ ” (Viktor E. Frankl: “EL HOMBRE EN BUSCA DE SENTIDO”. HERDER).
sábado, 24 de abril de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario