En toda manifestación, acción o aserción,
siempre existen diversas interpretaciones, de acuerdo a contextos, vivencias,
experiencias, culturas, idiosincrasias, etc., de las personas que reciben dicho
mensaje o aseveración.
Por ejemplo, en un interviú se pedía a los
entrevistados responder a esta pregunta: “Por favor, dígame ¿cuál es su
opinión sobre la escasez de alimentos en el resto del mundo?”…
Los resultados dieron mucho que pensar,
pues los alemanes no entendieron lo que significaba “escasez”. Los africanos
somalíes no sabían qué cosa eran “los alimentos”. Los argentinos no
comprendieron la palabra “por favor”. Los norteamericanos se preguntaban qué
era eso del “resto del mundo”. Los cubanos desconcertados, solicitaban que les
explicaran qué era una “opinión”.
De un solo parágrafo, como el mencionado
arriba, pueden surgir un sinnúmero de cuestionamientos, elaboraciones
conceptuales y variopintas respuestas.
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