Hoy en día se habla de
la sociedad “tecnolíquida” (término atribuido al sociólogo polaco
Zygmunt Bauman), en donde los valores
fundamentales: respeto a la vida, respeto a los demás, convicciones políticas o
religiosas, moralidad, etc. varían con las modas y los cambios vertiginosos que
día a día sufre nuestro mundo.
Ya el papa anterior Benedicto XVI hablaba
de esta “dictadura del relativismo”, que consiste en dejarse llevar por
cualquier doctrina nueva, cualquier novedad ideológica, en no reconocer nada
como definitivo, y dejarse arrastrar por sus antojos y caprichos.
Para el ser humano post-moderno el tiempo
y el espacio son sus “peores enemigos”, pues todo lo quiere al instante, y
lamentablemente el paso de ese tiempo lo aproxima más a la muerte de la que
quiere huir a toda costa. De igual manera, el espacio no es ya ese lugar donde
se dan los hechos cotidianos, el lugar donde se vive, sino es de donde se ha de
huir pues ese ser humano está acostumbrado a la velocidad y a los medios de
comunicación ultra rápidos.
¡Por ello ya no hay tiempo para la
reflexión y meditación, pues se las considera “pérdida de tiempo”!
¡Conviene hacer un alto en nuestra caminar
de tiempo en tiempo, y ver si andamos por la vía correcta!
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